Entre los 6 y los 8 años, que son más o menos las edades con las que trabajamos en nuestro blog, el desarrollo físico
del niño sigue su crecimiento sin grandes cambios aparentes. La tasa y el peso
del niño aumentan a un ritmo estable. Sin embargo, el gran cambio en esta etapa
tiene lugar a nivel intelectual.
Entre los 6 y los 8 años el niño es más autónomo a nivel motor e
inicia una primera independencia a nivel emocional. Su desarrollo físico le
permite realizar casi cualquier ejercicio que se proponga y le encanta
participar en actividades individuales y, sobre todo, grupales. Las relaciones
sociales son también una necesidad vital que cobra mucha importancia ya que se
apoyan en los amigos para generar esa primera independencia. El juego que
realizan los niños cambia y ahora se centran en juegos de reglas: el escondite,
el balón prisionero, el pilla-pilla. Estos son juegos que implican mucha
movilidad, pero tienen unas reglas de funcionamiento determinadas. Si un niño
quiere participar en el juego de un grupo, tendrá que aprender y respetar tales
reglas. Los juegos en grupo son formas de ensayar su manera de interactuar con
otros niños. Durante el juego, empiezan a hacerse notables roles como el noble,
el tramposo, el inconformista, etc. El problema surge cuando su iniciativa,
competitividad con los otros y ganas de experimentar cosas nuevas se une a su
inexperiencia y poca perspectiva del riesgo. Esta circunstancia hace que sea la
época más habitual para caídas que requieren sutura, esguinces, rotura de
huesos, etc.
Esta etapa es, en definitiva, importante a nivel de desarrollo
intelectual por todas las capacidades que alcanzan su madurez (atención o
memoria) y por la adquisición de unos buenos hábitos de estudio y estrategias
de aprendizaje. Es el momento donde los niños ensayan una primera independencia
de sus figuras de apego con experiencias sociales que influirán en el
desarrollo de su autoestima y los complejos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario